28 febrero 2008

LAURA, BIRMA, Mª JESÚS Y Mª VICTORIA

Estaba tomando café, a primera hora de la mañana, cuando sin saber muy bien giré la cabeza hacia la pantalla del televisor como en una premonición de lo que instantes después habría de escuchar. -no puede ser, ¿en qué mundo vivimos?- Cuál fue mi sorpresa que momentos después mis oídos volvieron a recoger tal atrocidad, y así una y hasta otra vez más a lo largo del día de ayer.

Impotencia, rabia, miedo y desesperación ante esta lacra social q cada año nos deja más huérfanos a todas y todos, porque la sociedad entera somos víctimas de esta violencia machista

Los instantes después a cada noticia, 14 ya en lo que llevamos de año, son de rechazo, de repulsa…. ¿pero hasta dónde debemos llegar? ¿cuántas muertes más son necesarias para que comprendamos la magnitud de este problema que no hace sino mermarnos más como seres humanos?

Laura, Birma, Mª Jesús, Mª Victoria y tantas otras mujeres que han sido asesinadas permanecen en nuestro recuerdo, con el ánimo de seguir luchando incansablemente en la erradicación de esta barbarie y tara social que nos incumbe a todas y todos.

07 febrero 2008

LA RANA HERVIDA

Olivier Lecrerc escribió este breve cuento, y que viene a ser una metáfora de lo que le ocurre a las mujeres víctimas de la violencia de género.

"Hay una cazuela llena de agua en la que nada tranquilamente una rana. Se está calentando la cazuela poco a poco, imperceptiblemente. Al cabo de un rato el agua está tibia. A la rana esto le parece bastante agradable y sigue nadando.
La temperatura empieza a subir. Ahora está el agua caliente, un poco más de lo que suele gustarle a la rana, pero ella no se inquieta y, además, el calor siempre le produce algo de fatiga y somnolencia.
Ahora el agua está caliente de verdad. A la rana le empieza a parecer desagradable. Lo malo es que se encuentra sin fuerzas, así que se limita a aguantar, a tratar de adaptarse y no hace nada más. Así, la temperatura del agua sigue subiendo poco a poco, nunca de una manera acelerada, hasta el momento en que la rana acaba hervida y muere sin haber realizado el menor esfuerzo por salir de la cazuela.
Si la hubiéramos sumergido de golpe en una cazuela con el agua a cincuenta grados, de una sola zancada ella se hubiera puesto a salvo, saltando fuera del recipiente"